Una noche más, la luna empieza por cobrar las penas,
el alma deja de ser jaula, para transformarse en pájaro
vivió, vive en un mundo lejos, fuera de los cobardes y corruptos,
de los miserables, los avaros e ignorantes, de los humanos...
Mi corazón si piensa, se mezcla con el odio putrefacto y certero,
emana un olor casi negro, una fragancia dulce, una gota de sal,
culpable hoy le declaro a la circunstancia y me tiendo en el piso a pedirle
perdón
para lograr encontrar el camino, que esta vez no me lleve a la perdición.
No entiendo ni mis propias líneas a veces, pero esta noche, esta noche me
paré a llorar,
a pensar, a tratar de asimilar un pasado que sigue en presente,
y determinar cuáles son mis visiones, lo que quiero en la vida,
pero te has ido tú, y mis conclusiones solo se disuelven frente a mis ojos,
sin poderlas aclarar...
La brecha entre lo real y lo fantasioso tienen un plano lógico si me siento
a pensar,
la vida es tan efímera, que se disuelve entre el maldito viento,
más frágil que la arena, aunque hoy no nube cuando llueve,
y la esperanza de encontrar al despertar una nueva vida porque la que me
encontré, ya estaba usada…
Hoy entiendo más que ayer qué es lo que pasó en un parpadeo,
pero sigo sin explicar el sueño que me robó las primaveras y la vida,
la respuesta acertada a la pregunta que algún momento me propusieron,
y el método tan simple que debí emplear en ello.
La luna se ha vuelto la confidente de todas mis inquietudes,
pero siempre está ahí, callada y atenta, nunca dictamina nada significativo,
tan egoísta, no sabe plasmar su sabiduría en mis ojos, mis oídos, mi boca,
solo cuelga de un hilo de plata y se silencia mientras escucha los sollozos
de una perdida…
Entonces, ahora que sé que aquel
pedacito de cielo no está,
Una vez más ella mira atenta y sigilosa y creo que disfruta hacerlo,
Yo cabizbaja escribo estas palabras sueltas,
Que en algún momento me harán recordar que lo que un día
tuve, ya no lo tengo…
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