Hombre borracho, niño
abandonado
Hombre de hielo en pleno
calentamiento global
Ojos color vacío, soy
navegante de tu negro
Ojos amor y piel, dignos
poetas de lo mudo.
Solo es este frío el que
ahora me achina el ser,
Recostada en el prado de un
parque,
Tocando los acordes de la
cicatriz que lleva tu nombre,
Pausado la respiración por si
se me olvida tu rostro:
No mi niño, esto no es el
fin,
Yo practico la palabra,
Las chiquitas que queremos no
podemos olvidar,
Cuando quieras puedes venir
junto a mi, a descansar...
A recostarte a mi lado, en
este prado soleado
Donde no sentirás nada más
que calor,
Así como yo hoy no siento
nada más que ausencia,
Pertenencia a un recuerdo que
arroja utopía.
¿Por qué no vienes, mi niño?
Acá es todo calma, nadie te
molestará,
Escápate conmigo, repitamos
la historia
Vivamos juntos, encontremos
los sueños perdidos.
Rijámonos por la descordura y
el frenesí,
Elijamos vivir para los dos
por un ratito,
Solo una pequeña vida, déjame
hacerte feliz,
Deja que sea mi elixir quien te
emborrache lentamente.
No mi niño, esto no es el
fin,
Yo practico la palabra,
Aun recuerdo lo que prometí,
Un amor basado en esencia y
la ceremonia en nuestra unión.
Negra rosa, déjame volver a
ser la luz,
Aun no han marchito tus
pétalos,
Hombre de las mil y un caras,
he descubierto la tuya,
He fabricado la llave que te
abre…
Dame la oportunidad, déjame
mostrarte el edén,
Déjame tomarte de la mano,
para bajar a jugar al jardín,
Y contarnos secretos que
nadie más sabe,
Ser confidentes eternos,
morir juntos millones de veces, recordando lo que ha dolido.
Me he
transformado, he vuelto a ser "la chiquita",
Ven, quédate,
esta vez elige tú, elige a la niña,
Elige lo natural,
deja a un lado la mentira,
Complazcamos al
susurro, asesinando al conflicto.
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