Este cuento fue creado gracias a la mano de mi gran amiga
Michelle Carrillo, entre las dos realizamos esto, sin saber
cuál iba a ser el resultado o el final del mismo, le doy muchisimas
gracias por haber hecho esto conmigo, porque en verdad a
las dos, nos ha encantado. (Respetando como lo tome
el que lo lea). Te quiero amiga =)
Había una vez una niña que
vivía en el bosque con sus padres, su padre era leñador y aunque no ganaba
mucho, eran relativamente felices, al cabo de un tiempo, la niña creció y
mientras crecía, se daba cuenta que el comportamiento de sus padres iba
cambiando, o mejor dicho, se dio cuenta de que en realidad siempre era así, es
solo que era pequeña e ingenua.
Una noche, aquella niña
corrió hacia el bosque tratando de alejarse de su borracho padre, el comúnmente
las golpeaba a ella y a su madre, mas su madre nunca tuvo el valor de
enfrentarlo y descartar de una vez ese dolor tan pesado, absurdo que las hacía
ver como pequeños pájaros mestizados, discriminados por su color. Corrió y
corrió aquella niña, hasta que se detuvo en frente un frondoso y viejo árbol,
se sentó en una de sus ramas, miro hacia el cielo y se pregunto ¿por qué?
Tras una serie de ríos en
llantos, se detuvo el tiempo y en su contra, la furia, el odio e impotencia
habían invadido por última vez su médula espinal. Tal vez así era como debía
ser, tal vez poco a poco olvidaría aquellos sentimientos, los sentimientos se
vuelven subjetivos en puntos como este, ¿de qué sirve sentir? Es como si una
tormenta lanzara un relámpago cegador que quema todo y lo destruye, aquellos
arbustos carbonizados se convertirán en cenizas, pero al volver a crecer jamás
serán vida, simplemente cenizas.
Pero algo ocurrió, ya venía
siendo hora de dar la vuelta a los polos, ahora se encontraba caminando de
vuelta a su "hogar", enlazando idea tras idea para formar un buen argumento
que carcoma la poca conciencia que a su padre le quedaba. Al pasar por aquella
puerta lo vio decidida, entonces se dirigió hacia él para vociferar todo lo que
en su corazón se hallaba, pero su madre se adelanto.
Confusión, al ver aquellos
actos pasionales, que no llegaban a nada más que eso, jamás los había visto
comportarse de esa manera, aunque cuando era más pequeña, tuvo la idea de que
se amaban con mucho fervor, era mentira, su vida era una mentira, que ironía,
ella que se pensaba alegre, esa noche supo que toda su vida era una tristeza.
Entonces la rabia volvió a su cuerpo, por un
instante se sintió azotada por pequeños espasmos de deseos por acabar con sus
vidas, pero lo olvido por completo, no podía pensar en aquello, al fin y al
cabo los amaba, eran sus padres; e ignorando todo su entorno fue a su cuarto
para intentar dormir. A media noche despertó y unos ruidos extraños escuchó,
provenían de la cocina, así que sin temor alguno se dirigió al lugar, estaba a
oscuras, entonces que fue a la sala por un candelabro, y encendió las pequeñas
velas que estaban en él, lo primero que vio fue a su padre, su cara estaba
contraída por el exceso de rabia que sentía, fúrico, gritaba palabras
inentendibles, a su madre. Ella estaba aterrada y postrada de rodillas con la
cabeza agachada, su llanto era lastimero, tanto que podría conmover hasta al más
cruel corazón.
Era ella degollada en el
suelo de la cocina, pero su impresión fue tal
que no vio otra respuesta más que quedar anonadada y al cabo de pocos segundos
volver a la cama. En la mañana siguiente, despertó temprano para saber que iba
a suceder con el cuerpo e su difunta madre, y mientras se acercaba al lugar, ya
podía escuchar el macro llanto que su padre experimentaba.
Nuevamente confusión, ¿por
que lloraba, si fue él quien la asesino? Tal vez por arrepentimiento, tal vez
porque se encontraba borracho, o tal vez simplemente todo esto era un sueño
maldito que se sentía real, ¿Qué pensar? ¿Que sentir? ¿Qué creer? Nada es claro
ya, el agua se quedo turbia, nada se puede ver a través de ella. Confusión.
Fue entonces cuando los ojos
de la niña se echaron a lanzar lágrimas ásperas y frías, y un miedo
indescriptible por la vida en sí surgió de repente, la niña sin fijarse en el
cuerpo inerte de la madre, se dirigió a los brazos de su padre, para poder
sentir el afecto que le faltó durante hace mucho tiempo, ella, solamente quería
verse protegida, a pesar de que sabía que su padre era el asesino de su madre.
Pero algo inexplicable
sucedió, algo que cambiaría su vida de ahora en adelante, ¿Por qué?.
Al ir al encuentro con aquel padre que aborrecía el egoísmo se hizo presente, no importaba si lo detestaba, hasta el punto de, incluso, querer matarlo, no importaba ya. Lo único que deseaba era encontrarse en esos brazos que nunca brindaron calor, afecto, pero si reproches sin sentido, golpes que nunca se olvidarán, que permanecerán como un maldito parasito que lo carcome todo a su paso. Sin alma, una vida sin sentido alguno, vivir por vivir.
Su padre se encontraba de rodillas, llorando amargamente a su difunta madre, se acercó, coloco en su hombro una mano, haciendo que aquel hombre se vuelva hacia ella. Y finalmente sintió sus brazos.
Al ir al encuentro con aquel padre que aborrecía el egoísmo se hizo presente, no importaba si lo detestaba, hasta el punto de, incluso, querer matarlo, no importaba ya. Lo único que deseaba era encontrarse en esos brazos que nunca brindaron calor, afecto, pero si reproches sin sentido, golpes que nunca se olvidarán, que permanecerán como un maldito parasito que lo carcome todo a su paso. Sin alma, una vida sin sentido alguno, vivir por vivir.
Su padre se encontraba de rodillas, llorando amargamente a su difunta madre, se acercó, coloco en su hombro una mano, haciendo que aquel hombre se vuelva hacia ella. Y finalmente sintió sus brazos.
Más el tiempo que pasó
acurrucada en ellos fue como un parpadeo de ojos, que a la vez se volvió largo,
pues no podía ver nada, solo sentía un calor tan fuerte, casi como sentir el
sol a centímetros de la piel, hasta que por algún sonido en la cocina, volvió a
la realidad.
La niña crecida no lo pudo
creer, se encontró completamente sola parada en medio de la cocina, no sabía
qué había ocurrido con sus padres, que hace un pequeño instante se encontraban
a su lado, entonces recordó a su madre perecida y su padre llorando por ella,
de inmediato, de un brusco movimiento de cabeza, regreso a ver al alucinado
lugar de aquella escena petrificante que vivió. Y en lugar de dos radiantes
girasoles, encontró el cadáver de su madre, cubierta por la sangre de su
también muerto padre.
Una serie de contradictorios
sentimientos de agazaparon dentro de ella, ¿felicidad? ¿tristeza? ¿Soledad?
¿Qué era lo que ocurría?, ¿Sería verdad?, esos seres que la crearon, le dieron
vida, la guardaron, y que al fin y al cabo la amaron ¿Muertos? ¿Exterminados?
¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Cómo? Su rostro que había permanecido inmutable, cambió.
Una sonrisa se formó en él. Sí, Ahora todo tiene sentido, recordó; Sí, lo había
deseado, y aunque descartó esa idea por completo, era una realidad. Era ella,
fue ella. Aquella niña que vivía en medio del bosque acompañada de su querido
padre y de su madre amada. Bañada en sangre, sí, era la sangre de sus padres y
un cuchillo que toda la mañana había permanecido en su mano.
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