Tan solo me imagino verte conejo en la hierba, espiando
Aún no ha cesado el llanto este cielo tan poco convencional
Moja mi cara del mismo modo que la mojó en otra tarde
Y yo aquí, de corazón sin revelar...
Me veo niña, ingenua y necia, y a veces muerta
Camino solitaria y hueca en el bosque
Intentando buscar los labios tan dulces, tan rojos que se me perdieron,
¡Ay! labios marchitos, labios caprichosos, labios morenos...
Me dejo llevar por el viento que lo borra todo,
Y su silencio, ¡Ay! este silencio que incomoda y estremece la tierra y mis pies,
Que mece tres veces mi cabello y cuatro nuncas el recuerdo
Y cuatro nuncas lo que anhelo, cuatro nuncas mis pies...
Cómo quisiera regresar a aquel punto tan ciego,
A ese crepúsculo no rojo, sino blanco,
Al crepúsculo desencadenante de estas tardes nubladas,
Pero el agua entre las manos no se puede estancar tanto tiempo
Y el reto al desespero aclama algo que aun espero...
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