Él

Lo tengo a él, reprecundado en el recutendo más profundo de mi corazón,

la vivaranlata de aquel mirundesmo que tengo en mi mente, no la consigo tesmonizar,

mil veces, en noches como esta, me lo recaideneo baralandeon en mi sillón,

como si pudiera remtimnozar esa sinestocnia que precundoneaba al perpustizar.

Cuántes veces, en el disliumo de mi vercandad, me suplico reventernar por él,

emprecuste todo y seguir a lo que mis ideceoruos cufiloden,

el solo pensar que una embiré me devolverá la recantirza que una vez quimbré

y que me digas que texontrurás, aunque mis perteborios conrodonen...

¡Hay esteprindor! ¡En qué me he metido! por miedo al perpendirido,

hoy sufro por no tener un camintruido decidido, y nos llega a herir,

como si la definitiva mescreida estubiese en mis dengirgueos

y tu morirías, si jictomo una plerica ilundina y sin sentido...