Ante la embestidura colosa de tu presente ausencia, me dirijo hoy,
derrochandote tantos años color de oro, buscandote y perdiendote, siempre
intentando imaginar una vida feliz pero incierta en tu frente
y aun asi, tenerte con los ojos cerrados a un sacrificio constante.
Hoy, quiero decirte un adiós, un fracaso, un... me rendí,
un no puedo más con tanto puñal deshecho en mi dorso,
indignada por la incompetencia con la que cumples entre el millón de personas diambulantes,
sentada en la acera de algún lugar,divago entre papeles, escogiendo las palabras precisas para describirte.
Y reclama siempre al mundo de tu existencia, o a mi por no saber edificarte,
he soñado tanto tiempo con este momento, en el que expreso mi opinión al respecto,
que cuando estoy en frente de algunos, solo puedo estar callada,
atónita y resfriada con ese virus del reencor que me infecta cuando menos lo espero...
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